Dos Promesas, una Misma Historia
Por Alejandro Oviedo – Director de Caminata Bíblica Centro América
y El Caribe
Claudia
Campos
nació y creció en Guadalajara, Jalisco, México. Cuando tenía 12 años
fue
a un campamento para adolescentes que su iglesia había organizado. Las
enseñanzas impactaron tanto su vida, que en esa ocasión hizo una promesa
a
Dios: “Mi único novio será aquel con quien me casaré, a él daré mi
primer beso
cuando un pastor nos declare marido y mujer”. En Honduras, mientras
tanto, un
chico llamado Daniel Puerto firmaba una promesa a Dios de pureza sexual
en un
campamento para jóvenes con el programa "Amar es Esperar". Pasaron
los años, Daniel y Claudia dejaron sus respectivos países para ir a
estudiar al
Instituto Bíblico de Río Grande en Edinburg, Texas, USA. Después de
hacerse amigos y orar mucho, decidieron comenzar un noviazgo con miras
al matrimonio y acordaron
un código de ética: “No besarse ni acariciarse. Su primer beso lo darían
en el
altar.” El 10 de diciembre de 2010, Daniel y Claudia se casaron
legalmente ante
un pastor en Texas y el 7 de enero de 2011 por la iglesia en
Guadalajara. Cuando
el Pastor Manuel Puerto (padre de Daniel) pronunció las palabras “Los
declaro
marido y mujer. Puede besar a la novia”, en ese momento se dieron su
primer
beso. El sueño se hizo realidad. Hoy están felizmente casados y
pastorean una iglesia
en Missouri, USA. Ellos se sienten sumamente realizados por haberse
mantenido
vírgenes hasta el matrimonio y porque cumplieron sus promesas a Dios.
Esta
enternecedora historia de amor, extraída de la vida real, con los nombres
verdaderos de los protagonistas, merece ser contada y es digna del mejor de los
elogios. Reta a los adolescentes y jóvenes a involucrar a Dios
en las decisiones trascendentales que les toca afrontar.
No
cabe duda que esta historia habla de promesas maduras, de compromisos férreos,
de convicciones a toda prueba, de pureza sexual, de objetivos bien definidos, de
decisiones acertadas y de sueños hechos realidad.
Con
su testimonio, Daniel y Claudia han mostrado cómo se hace y han dejado una
huella imborrable para que los chicos (as) puedan seguir sus pasos y así
experimenten la pureza sexual y sus beneficios.
Claudia
es un vivo ejemplo para todas las chicas, es posible encontrar al hombre de sus
sueños si se comprometen con Dios y le dan su corazón. Por su parte, Daniel le demuestra
a todos los chicos que pueden hallar a la mujer de su vida, si esperan
pacientemente el tiempo de Dios y lo agradan con sus decisiones.
Los
padres
de familia también podemos sacar provecho de esta historia, llega un
momento en la vida de los hijos en el que empiezan a tomar sus propias
decisiones y más nos vale dotarlos de los recursos necesarios para que
hagan elecciones
acertadas y entonces, les vaya bien.
¿CÓMO SE HACE? Al
darme cuenta de la
historia de Daniel y Claudia pude apreciar la soberanía de Dios, tomó a
una chica de los más de 112 millones de habitantes de México y a un
chico de los más
de 8 millones de habitantes de Honduras, y los llevó al extranjero, al
mismo
lugar, con un interés común. Allí tenían una cita dispuesta por Dios.
Esto
prueba que cuando los jóvenes ponen sus sueños en las manos de Dios, y
se
mantienen firmes, Dios responde con bendiciones. Si buscas
desesperadamente a
alguien que te ame, sin contar con Dios, hay muchas posibilidades de que
te equivoques. Mejor busca afanosamente a Dios, si haces esto, Él te
dará a
alguien que te ame y a quien amar para toda la vida. La Biblia nos dice “No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido
tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos.” Gálatas
6:9.
NVI. Este principio es aplicable a los jóvenes, y además, a todos
aquellos que estamos involucrados en la enseñanza. No se puede medir el
impacto y el alcance de lo que uno enseña.
Padres de familia, maestros, líderes, sigamos sembrando la semilla de la
pureza
sexual, Dios promete que a su debido tiempo veremos el fruto de ese
esfuerzo.
Organice un Seminario
de PUREZA SEXUAL con nosotros.
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