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Publicado el marzo 14, 2015

Mario E. Fumero
 Un grupo de pastores, promotores de una supuesta “UNCIÓN AÉREA”, están invirtiendo mucho dinero, esfuerzo para esparcir desde el aire aceite ungido, con el fin de “ungir a la ciudades Latinoamérica para salvarla del pecado y violencia”, usando para ello avionetas y helicópteros. Estos supuestos líderes tienen la ideas de que podemos cambiar el pecado, la violencia y los males que agobian a las ciudades de los países iberoamericano si desde el cielo dejamos caer un aceite supuestamente ungido.
No sé en donde cayó dicho aceite, ni cuantos galones esparcieron, aunque algunos pueden haber sido  bañados por este “unción aérea”. Tampoco se cuanto gastaron en el uso de avionetas y helicópteros, pero supongo que fue una gran inversión, porque los costos en esta área son muy altos. Sobre esta acción disparatada pregunto; ¿para qué hacer esto? Ellos creen que de esta forma pueden lograr sanear la sociedad corrupta, sin embargo, esto solo se logra con el arrepintiendo y la aceptación del Señorío de Cristo en las vidas de las personas. No existe una unción masiva del Espíritu Santo si no existe primero una conversión previa y personal por medio de la Palabra de Dios.
Todos estos disparates religiosos carecen de un sólido fundamento bíblico, porque en ninguna parte de la Biblia los hombres de Dios regaron aceite por la ciudad, aunque sí se usaba para ungir a los enfermos (Santiago 5:14, Marco 6:13) y reconocer la autoridad de los reyes judíos(1 Samuel 6:13, 10:1). Sin embargo, para que el aceite, como símbolo de unción, funcionara, era necesario la obediencia a la Palabra, porque no existe ningún poder mágico en el mismo, como según parece, lo creen los promotores de la llamada “UNCION ESTRATEGICA CENTROAMERICANA”. Crear una fantasía ilusoria de una acción como esta, revela la ignorancia que tienen estos líderes sobre la misma esencia de la proclama del evangelio y de la gran comisión. Más bien lo hacen como una campaña publicitaria, a favor de ciertos supuestos apóstoles que tratan con espectáculos ilógico el llamar la atención del público y los medios.
¿Qué deberíamos hacer entonces? Tomar todo ese dinero invertido en las avionetas y helicópteros, y todo ese aceite esparcido, para llevárselo  a los pobres, que viven el mayor  miseria, y  remediar un poco el dolor humano. Lo que podremos hacer es ir a los centros de menores infractores para llevarles el mensaje con alimentos y ropa. Lo que deberíamos hacer es buscar a los abandonados, desposeídos, enfermos y en las calles, para darle una unción de bendiciones y esperanza, proporcionándole comida, ropa y junto a ello la esperanza del amor de Jesucristo. porque Él dijo:” Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.  Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis;  estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí”.  Mateo 25:35-36. El cristianismo no es un espectáculo, ni su poder reside en actos masificados o fetichista, sino en la  solidaridad que expresemos con amor, servicio y búsqueda del perdido y desposeído.
Podemos regar agua bendita en toda la ciudad. Esparcir galones de aceite desde el aire, y tratar de limpiar con jabón y lejía el pecado de la gente, pero si no hay un verdadero arrepentimiento y una entrega sincera a Jesucristo, todo es mentira, falso y propagandístico.
 Basta ya de acciones tontas, y busquemos a los se pierden. Descendamos
al pozo en donde se encuentran atrapados, y recordemos las Palabras del profeta Jeremías cuando dijo: “Aunque te laves con lejía, y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aún delante de mí, dijo Jehová el Señor”.  Jeremías 2:22
 mariofumero@hotmail.com

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