¿Cuál es el papel de Dios, la Iglesia y la pastoral ante esta hecatombe moral que vive mi nación?Por Ernesto Pinto
La semana pasada me reuní con un respetable ciudadano, amante del trabajo de campo. Mi buen amigo fue parlamentario por tres períodos, como diputado de la Nación. Desde allí luchó por la justicia y el bien común, sin embargo renunció frustrado a su cargo porque vio que sus esfuerzos eran en vano, como “arar en el mar”.
-Renuncié-me dijo este caballero- pero salí con mi frente en alto, con mi conciencia limpia. Y tengo algo más que decirle Pastor Pinto, ustedes la Iglesia son la última línea -luego hizo una larga pausa, la cual aproveché para pedirle una explicación más amplia a su declaración.-Así es-continuó- ante tanta corrupción y falta de moral, ustedes son la última esperanza pero si se corrompen, estamos hundidos…. -Fue una larga conversación, y me impactó ver la agonía en el espíritu de este ex funcionario público, que anhela ver a su pueblo salir de la miseria en que vive. Finalmente oramos juntos y le prometí a mi amigo seguir fiel a mi Señor y honrar mi Sagrado llamamiento al servir con integridad a la grey de Dios.Leer Más >> En esta oportunidad quiero expresar el dolor que siento al ver nuestra tierra enlutada y ensangrentada por la corrupción socio- política y la indiferencia de algunos sectores de iglesia. Mis amados hermanos y hermanas, no podemos seguir siendo mudos cómplices de esta vorágine, patrocinada por Maquiavelos modernos llamados a traer muerte a nuestras naciones. Es tiempo que la Iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad (I Tim. 3:15), se levante y honre el corazón y el deseo de Dios: que sus hijos seamos SAL Y LUZ en la sociedad que nos ha tocado vivir (Mateo 5:13-16). Como Siervo de Dios estoy cansado de ver a muchos “seguidores” de Cristo esconderse detrás de frases estereotipadas como las siguientes: “Esta situación ya no tiene arreglo, porque en la Biblia está profetizado, que en ‘los tiempos finales’, las cosas serán como Sodoma y Gomorra…”. Otro mito famoso es: “Que la Iglesia no está para hacer política”. Permítame analizar estas dos medias verdades: Respecto a la primera “que en la Biblia está profetizado, que en ‘los tiempos finales’ las cosas serán como Sodoma y Gomorra y que por eso no hay arreglo”, la Biblia dice en Jeremías 17:9-10 y aquí cito textualmente: “Engañoso es el corazón más que todas la cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.” En esta lectura Dios mismo establece dos cosas: 1- Que nuestra condición es pecaminosa y perversa. No importa en qué siglo vivamos o cuán adelantados estemos científica o intelectualmente, nuestro corazón siempre se inclinará al mal. 2- Que Él es Juez y tarde o temprano traerá juicio sobre nosotros, de acuerdo a nuestra manera de vivir y de accionar. Note que en la primera parte del versículo Dios establece la realidad espiritual propia de toda la humanidad (“Engañoso es el corazón más que todas la cosas, y perverso…”). Se hace evidente e imperiosa la siguiente pregunta: ¿Qué papel juega Dios, la Iglesia y la pastoral ante esta hecatombe moral que vive mi nación? Debo recordarle mi amigo/a que Dios ya hizo su parte. En primer lugar, El nos envió a su Hijo a morir en la Cruz para traernos salvación. Ya el Apóstol Pedro en su primera epístola 3:18,lo dice: “Porque también Cristo murió por los pecados una sola vez, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios” Además, Dios nos ha dejado Su Palabra, (la Biblia), como una guía permanente para que no nos perdamos. También esa Palabra revelada es para que nosotros sus siervos proclamemos SU VERDAD (Salmo 96:3). Es aquí donde quiero llamar la atención a la Pastoral, sin distinción denominacional.( Sepan que lo hago con mucho temor y temblor, simplemente obedeciendo la orden que recibí de Dios en oración, para tratar el presente tema por este medio.) Mis queridos Pastores: es tiempo de ser esa Iglesia que Dios ha instituido, Columna y Baluarte de nuestro tiempo, Sal y Luz en medio de la corrupción de nuestros gobiernos. Sigamos el ejemplo de los profetas de la antigüedad, los mártires de la Iglesia primitiva, esos hombres y mujeres que en la historia más reciente entregaron sus dones y hasta su vida. Dotados del valor y fortaleza que Dios les proveyó, Todos ellos se enfrentaron a estos mismos oscuros poderes que intentan destruirnos aún hoy en día. Entendamos que esta oscuridad presente no es nada nuevo, pero también afirmemos nuestros corazones con la garantía eterna que Cristo proclamó: “que las puertas del infierno, no prevalecerán contra su Iglesia” (Mateo 16:18). “Amadores de sí mismos” podría ser el culto a la personalidad proclamado por muchos “Divos” de la fe, donde el mensajero se ha convertido en el mensaje. Muchos se dedican a hablar más de ellos mismos y de sus “grandes” ministerios en vez de llorar e interceder por aquellos/as que después de sus elaborados sermones no les queda claro el concepto de ARREPENTIMIETO, o la doctrina de la GRACIA. Si vamos a ser una Iglesia Profética y por lo tanto de gran influencia al mundo, entonces me veo obligado a recordar a Juan el Bautista, un verdadero profeta de Dios que no calló su boca ante la corrupción y el adulterio de Herodes Antipas, gobernante de su época. Juan nunca se escondió ni jamás se acobardó ante las amenazas, tampoco negoció EL MENSAJE. La iglesia no está para hacer política, pero sí para levantar la Verdad y la Justicia. (1 Pedro 3: 13-17, Isaías 58 1-14). Mis queridos amigos/as, sobre este tema hay mucho que expresar, pero a usted que todavía no tiene a Jesucristo como su Señor le quiero animar a volverse a Dios. Ese es mi deseo más profundo, que usted pase la eternidad con Él; esa es la única razón por la cual Cristo murió colgado de aquella rústica Cruz. Señor Presidente, le animo a buscar el rostro de Dios y sus gobernados tendrán un mejor futuro. Ya lo dice el libro de Proverbios 11-10: “Cuando el justo gobierna, el pueblo se alegra” No es con proclamaciones vacías ni juegos religiosos que sanaremos nuestra Patria. Es solamente proclamando la verdad del Evangelio de Cristo. Nuestro Señor ya lo estableció en San Juan 14: 6 «Yo soy el camino, y la verdad, y la Vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. Mis amigos Cristo Jesús no es una verdad, no es un camino, Él es La Verdad, Él es El Camino para llegar al Padre. Ernesto Pinto
Muchos hablan de tiempos peligrosos, tiempos finales y estoy de acuerdo en eso, ya que en muchos púlpitos vemos que se cumple lo que Pablo le dice a su discípulo Timoteo que en los últimos tiempos tendríamos gente: “Amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos.” 2 Timoteo 3:1-17.
Nos hemos postrado ante el dios de la popularidad, prosperidad y la adulación; hemos descafeinado el evangelio por intereses mezquinos y temporales.
Mis amados Consiervos, es tiempo de predicar La VERDAD y dejar de endulzar los oídos de aquellos que no quieren cargar la Cruz de Cristo y ser discipulados, de pagar el precio...
Es tiempo de decir No al Evangelio adulterado. Tiempo de renunciar al culto a la personalidad, tiempo de hacer morir en nosotros toda titulitis. Es tiempo de levantar a Cristo en nuestros sermones. Si lo hacemos con fidelidad, Dios atraerá la gente hacia Él y no hacia nosotros (San Juan 3:13-17).
Es hora de renunciar a la manipulación y a los beneficios temporales. Tiempo de predicar el arrepentimiento. Tiempo de imitar a Moisés que enfrentó al Faraón, de recordar a Jeremías que fue aserrado por denunciar las injusticias y la corrupción del gobierno de su época.
Iglesia amada, es tiempo de volver a leer el Libro de Daniel y ver al protagonista que prefirió que lo lanzaran al foso de los leones antes que postrarse ante un dios pagano.
Permítame hacer un paréntesis aquí para contarles esto: Recientemente estuve en un país Latinoamericano donde una asociación de Pastores representa a todo el Pueblo Evangélico; cuando me presentó a su presidente, cometí el error de antecederle “Pastor” a su nombre y él, un poco molesto me corrigió. “Ministro de cultura y religión”.
Vemos con tristeza que muchos “representantes” de la Grey de Dios se han vendido a la corrupción por unos cuantos miserables y ensangrentados dólares. La Iglesia de Jesucristo NO depende de las migajas que algún gobierno pueda ofrecer.
Pastor, aquel que te llamó es el dueño de la Iglesia y Él es nuestro proveedor. Recuérdalo antes de vender tus principios y tu alma a los bienes terrenales. Dios es el dueño del Universo, del oro y la plata y si ha sostenido a sus Siervos desde la antigüedad, LO SEGUIRÁ HACIENDO POR LA ETERNIDAD. (“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falte, conforme a sus riquezas en gloria, en CristoJesús”. Filipenses 4:19)
Rápidamente comento el segundo mito: “La iglesia no está para hacer política”. Es cierto, siempre y cuando no usemos esta gastada frase para huir de nuestra responsabilidad social. Cristo dijo: “Están en el mundo, pero no son del mundo”. Estar en el mundo, mi amigo, es ser influencia; es ser SAL para preservar, es ser LUZ para guiar. “…Estuve en la cárcel y me visitaste. Tuve hambre y me diste de comer” (Mateo 25: 35-36)
No ser del mundo significa que no nos rigen las modas, que no nos dirigen los intereses temporales, que vivimos la Santidad de Cristo, que somos agentes de Su REINO. (Romanos 12: 1-2)
Juan el Bautista fue hecho prisionero por Herodes, aquí parafraseo la historia que se encuentra en el Evangelio según San Mateo capítulo 14: 6-12. Juan se presentó ante el gobernante y le dijo: -Eres un adúltero, no debes acostarte con la mujer de tu hermano. Juan se comprometió con la verdad, él sabía que el adulterio traería corrupción y maldición al gobierno y como consecuencia la desgracia a los gobernados. Más tarde, Juan fue decapitado por solicitud de Salomé, hija de la amante de Herodes.
Mis queridos pastores, es cierto que la iglesia NO debe inmiscuirse en la política, pero debe influenciar con los principios del Reino de Dios a los que hacen política.
Los pastores No somos llamados a hacer política pero sí a preparar nuestra gente para que haga la diferencia en los cargos públicos.
NO podemos hacer política, pero sí podemos orar por nuestros gobernantes. (1 Pedro 2: 13-17) Aclaro que ORAR por los gobernantes no significa bendecir o aprobar lo que hacen. No quiere decir que debemos de quedarnos callados ante tanta injusticia. Significa que oremos y pidamos a Dios que haga SU Justicia con estos individuos.
Usted conoce sus nombres, sabe lo que están haciendo; pidámosle a Dios que traiga juicio sobre ellos. Juicio de acuerdo a lo que dice en Jeremías 17:9-10, aquí cito parte del texto: “Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.”
Yo creo que Dios es un Juez justo y Él promete pagar a cada uno de nosotros según nuestro caminar, según nuestro accionar. Si creemos en la Justicia de Dios, clamemos por ella. Ese es el MINISTERIO permanente de la Iglesia. (Lucas 4:18)
Señor periodista, no olvide la justicia de Dios en su vida. Si le permite obrar en sus dichos y escritos, Él guiará sus palabras y sólo entonces usted será una verdadera conciencia de este pueblo que ha sido lacerado por muchos años.
Mi querido Pastor, es tiempo de humillarnos y llamar al Pueblo de Dios a la verdadera humillación para sanar nuestra tierra (2 Crónicas 7:14).
Agosto 3, 2012
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