En mi artículo  {ALERTA; QUE SE ESCONDE DETRAS DEL EVENTO “UNA NACIÒN, UN DÌA“}  publicado en el Diario La Tribuna el 14 de julio del 2013 (http://www.latribuna.hn/2013/07/14/una-nacion-un-dia-campana-mediatica-que-trata-de-salvar-a-honduras/) y en mi sitio web (http://contralaapostasia.com/2013/07/07/alerta-que-se-esconde-detras-del-evento-una-nacion-un-dia/#more-12445) he recibido críticas, expresiones peyorativas y hasta acusaciones de oponerme a los planes de Dios, y es por ello que quiero hacer una aclaración, porque algunos lectores y amigos interpretaron mal el sentir de dicho escrito, e interpretaron que estoy en contra de la evangelización y los esfuerzos masivos de predicación.

No estoy en contra de que la Iglesia realice un esfuerzo evangelistero masivo , y salga de los templos a las calles, barrios, aldeas para proclamar el mensaje de salvación y ayudar al necesitado,  más bien ese debería de ser el quehacer constante de la iglesia en su función terrenal.

Tampoco estoy contra que los extranjeros que quieran venir a apoyar la obra misionera y ayuda al necesitado vengan a Honduras, porque yo  mismo soy extranjero en estas tierra. Mi malestar no está en el quehacer, sino en la actitud de los que organizaron este evento, pues algunas acciones de esta campaña envuelven tendencias ecuménicas y del dominianisma, y se prestan mas para un juego político, que para un fin netamente evangelistico.

No estoy en contra de las  campañas, sino contra la manipulación que se usan para ejecutar las mismas y sus consignas, al decir que ellos, los predicadores ungidos, sean extranjeros u hondureños, van a cambiar esta nación en un día, y  lo que envuelve los conceptos que conlleva algunas expresiones, tales como establecer el reino de Dios aquí, y ahora, mediante el esfuerzo de ciertos iluminados que proclaman la politización de la Iglesia.

No comparto el punto de vista de que ciertos hombres, iluminados y con una unción especial, tengan el poder de lograr en un día, lo que la iglesia debería haber logrado en muchos años, predicando en Honduras.

Estoy de acuerdo en proclamar la reconciliación de todos los hondureños, de luchar contra la violencia, de ayudar al pobre, de ser profetas y denunciar lo injusto de los sistemas, pero por otro lado, no puedo obviar que según se avecina la Venida del Nuestro Señor Jesús,  (que algunos de estos predicadores niegan) es inevitable el deterioro social del mundo, y que los males que hoy nos agobian como país son mundiales, por lo cual, no podemos perder de vista la escatología bíblica de los últimos tiempos.

Quisiera ver ese milagro anunciado por estos falsos profetas de que el 20 de julio nacería una nueva Honduras. Sin embargo, aunque Dios hace milagros, estos deben de estar dentro de sus planes, y jamás podrá anular el libra albedrio de las personas, por lo cual  el cambio global es imposible, pues el mismo obedece a una decisión personal e individual. No existe en la teología cristiana, ni en la historia una salvación colectiva, instantánea y  de nación. No soy incrédulo, sino lógico y bíblico, pues ni el mismo Jesús, siendo Dios, pudo imponer su reino cuando estuvo en la tierra, porque “su reino no es de este mundo”.

Y por último, quiero aclarar que para evangelizar y hacer la obra del Señor, no se necesita hacer una inversión millonaria, ni una campaña mediática, sino el que tan solo todas las Iglesias salieran de sus cuatro pareces,  para ir a las calles a predicar en cada rincón del país, la imperiosa necesidad de “arrepentíos y convertíos”, para que los que quieran ser salvo puedan huir de la ira que vendrá,  la cual nadie la detendrá.

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